Lugar de trabajo de cientos de personas que todos los días tratan de solucionar algún problema de la comunidad, el Palacio Municipal no es sólo un edificio, pues sus paredes “respiran” historias de nuestro Mazatlán. En él, decenas de alcaldes y regidores han decidido los rumbos del puerto, y se han visto tomar las mejores, o las peores, decisiones gubernamentales para la ciudadanía. Todo empezó en la década de 1830, cuando fue confirmado el Ayuntamiento del puerto, sin embargo, según datos históricos, fue hasta 1856 que se constituyó la primera Casa Municipal, ya que antes de eso las reuniones se realizaban en “la sala del alcalde”, o en casas y oficinas rentadas. La primera Casa Municipal se ubicaba en el mismo lugar donde hoy se encuentra el Palacio Municipal, y fue en 1840, cuando el alcalde José María Basavilbaso aprobó con el voto unánime de los regidores la construcción del palacio.
Este acaudalado comerciante al percatarse que la construcción del dique de “Olas Altas” en el año de 1832 había permitido ganarle al mar grandes extensiones de terreno, tuvo la visión de hacerse de un predio muy grande que después donaría a la Ciudad con la condicionante de que allí se erigiera una Plaza Pública.